martes, 4 de enero de 2011

Mis admirados...mis admiradas

Hoy me apetece escribir en castellano. Hoy me apetece contaros los personajes,o más bien, las personas que han llamado mi atención, que han influído o que han sido importantes en mi vida. A algunas, hasta las quiero. Y digo querer en el sentido de sentir el amor que corresponda en cada caso. Pero, amor, que no aprecio. Porque cuando alguien te dice que te aprecia, desconfía. No me gusta esa palabra. Viene de precio. Y, casi siempre tiene connotaciones materiales. O eso me dice la experiencia.
Desde pequeña, uno de mis actores admiradísimos era Paul Newman. Con esa mirada y esa forma de actuar tan particular... Pero no me marcó menos Gregory Peck, o Audry Hepburn. La dulzura de esta mujer era especial, aunque también me fascinaba el carácter indómito de Katherin Hepburn. Eso sí, hablando de cine antiguo, no me puedo olvidar de Fred Astaire, que me dejaba intentando bailar claqué cada vez que veía una de sus películas.
Cuando fui creciendo, comencé a tener admiración por personas absolutamente dispares. Por ejemplo, Alaska fue una de mis cantantes preferidas. Pero también canté, lloré y bailé con Mecano, con Hombres G, con Antonio Flores, con Serrat, con Aute, con Sabina...
Para la música internacional, acudía a Los Beatles, Los Rolling, Queen, Madonna, Tina Turner, Gloria Gaynor...
Hay un compositor español, Juan Carlos Calderón. Hizo música para algunos de los que mencioné anteriormente. Pero la faceta que a mí me encandilaba, era cuando dirigía la orquesta. Cosas.
He llorado con la sensibilidad de Iñaki Gabilondo, y me he solidarizado con sus críticas casi siempre. Y me agrada ver a David Cantero contar las noticias, o escuchar la voz de Toni Garrido en la radio.
No obstante, han marcado mi vida muy de cerca, mi profesor de lengua, D. Francisco. A él le debo mi gusto por la escritura y la lectura. Él me presento a los primeros concursos literarios en los que participé. También ha sido importante un muchacho que cuando yo contaba 15 años, él tenía 18. Se llamaba Carlos Jaime, era lisboeta, y fue mi primer amor, el de los 15. Por supuesto que la amiga de mi infancia por excelencia, fue Ana. Ya no tenemos relación, pero el grato recuerdo está ahí. Y no he de olvidarme de su padre, que era lo más parecido al modelo paterno que yo deseaba tener, pues al mío lo tenía que imaginar. No lo conocí hasta que cumplí 8 años.
En el instituto, tuve una amiga y una profesora especiales. La primera se llamaba Manoli. La segunda, Loli.
Me dejo mucha gente por el camino, pero saben que están ahí.
A día de hoy quiero demostrar la importancia que tienen en mi vida mi prima Tina, mi sobrina Mónica, mi amiga Oliva, o Fabi, o Ana, o Mari, o Sonia... o Carlos, o Jose, o cualquiera que esté ahí y no pueda nombrar por falta de espacio o tiempo.
A mis hijas que son las personas más admiradas y a las que más quiero. Bueno, y las que más me marcaron. Con unos cuantos kilos, y puntos, y risas, y dolores, y preocupaciones...
Pero estoy segura que tú, y tú, y tú, quienesquiera que seais, vais a ser importantes en mi vida. O sea que, ya sabéis. En la próxima entrada dedicada, igual estáis presentes.

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