domingo, 9 de enero de 2011

El show de Truman

Érase una vez una película que bien podría ser el preludio de una próxima realidad. Este rodaje de 1998, protagonizado por Jim Carrey, nos cuenta la historia de un hombre cuya vida es pura ficción. Todo a su alrededor es ficticio, excepto sus sentimientos. Su mundo es un gran plató de televisión desde el que se transmite cada instante vivido por el protagonista a todos los espectadores seguidores del show.
Cuando acabas de ver el film, te sientes observada. Pero si tú no has visto esta película y la vas a ver ahora, te sentirás más Truman que nunca. Porque los que la visionamos hace unos años, todavía no éramos conscientes de que desde una oficina de un centro comercial, desde cualquier ordenador, o, por el simple hecho de retirar dinero de un cajero estamos siendo observados. Y, no digamos si viajamos en avión...
En ciertos casos es absolutamente razonable que sea así para evitar males mayores. Pero varias veces he leído noticias de comerciantes avispados que colocaban cámaras en los probadores femeninos; hosteleros que lo hacían en los baños, también de las féminas, claro, etc.
No obstante, la revolución llegó con el gran Google y sus aplicaciones de Google Earth o Street View. Una mujer japonesa denunció a esta compañía por sacar imágenes de sus braguitas rojas en una de sus panorámicas. Aunque pienso que esto no es un mal mayor, puesto que si tú cuelgas tu ropa interior en el balcón estará a la vista de los vecinos más próximos o algunos viandantes, a la susodicha mujer le asiste el derecho de que no se invada su intimidad en cuestión de lencería. O de lo que sea.
Y no es la primera vez que alguien saca un móvil y enfoca a un o una desconocida para hacer fotos. Nos puede tocar a cualquiera. O que salgas en un vídeo de cualquier acto o celebración o en un reportaje fotográfico y luego te cuelguen en el facebook o similares, con el agravante de no pedirte permiso. Puedes denunciar la foto, o el vídeo, pero para entonces, ya una buena porción del mundo virtual habrá observado tu imagen más o menos favorecida. En mi caso sería lo segundo. No sé posar.
Además, igual que Truman, que fue seleccionado antes de nacer, cada vez está más cercana la posibilidad de llegar a este mundo respondiendo a un catálogo previo. Algo que yo sólo puedo entender en circunstancias relacionadas con la salud.
A lo mejor, este blog también es un poco el Show de María. Pero con la facultad que dicha mujer tiene para guardar lo que no quiere mostrar, y mostrar lo que no tiene sentido guardar.
Cuando camines por tu ciudad, sonríe. En tu trabajo, sonríe. En el centro comercial, posa y sonríe. En el ayuntamiento de tu ciudad o pueblo, en el colegio de tus hijos, en el mercado, sonríe, dí pa-ta-ta, cuida tu imagen, visita a menudo la peluquería, no te metas el dedo en la naríz, disimula los granitos, depílate... porque a lo mejor no estás solo.

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