Tengo miedo al dolor. Al dolor físico, pero más al espiritual. A ese que se te mete dentro y no puedes parar. Muchas veces he pensado que si tuviese un poder, desearía erradicarlo del mundo. Pero no tengo poderes y no es posible que eso suceda nunca. Porque si erradicas el dolor, ya no habrá situaciones que hagan sufrir a la gente. No habrá atracos, ni amenazas, ni castigos, ni asuntos de desamor...
Y, los humanos, somos demasiado complicados para vivir sin todo eso. Así, que habrá que seguir soportando el dolor en cualquiera de sus variedades.
Hoy es un buen día para hablar de este tema, porque es el día de los muertos. A mí, también se me ha muerto algo...
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