martes, 12 de octubre de 2010

Adiós, Manuel

Se ha ido, casi tan silencioso como ha vivido. Tan tímido, porque seguro que lo era, tan elegante, como siempre demostró, tan sencillo, como era evidente. Hombre fiel a sus tradiciones. Una de ellas, la de la tertulia del Café Gijón de Madrid, que se va quedando huérfana de tertulianos, como Fernando Fernán Gómez o Paco Rabal.
Su sensibilidad desbordaba. En una de sus últimas entrevistas recuerdo verlo llorar. LLoraba porque presentía la muerte cerca. LLoraba porque sabía que su vejez le impedía emprender aventuras lejanas en el tiempo. Porque sus amigos más íntimos también se iban.
Fue considerado el secundario de oro, pero yo creo que un actor de esa categoría ya no es secundario. Lo secundario es lo que apenas se percibe. O se percibe menos. Manuel Alexandre, ocultó con su estela a otros actores mejor pagados, más fotografiados en las revistas, con una vida privada azarosa o popular.
Él hizo su camino despacito, silencioso, con su sonrisa peculiar, con su voz inconfundible. En una obra teatral, o en una película no hay actores protagonistas desde el principio. Hay actores que se ganan el protagonismo. En cada papel que interpretó, Don Manuel se lo ganó.
Como rezan los versos de Antonio Machado: "Caminante son tus huellas el camino y nada más, caminante no hay camino se hace camino al andar".
Has dejado un fructuoso camino en lo profesional y en lo personal Sr. Alexandre. Aguardemos que otros actores más jóvenes lo observen y aprendan de él.
Hasta siempre, D. Manuel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario