martes, 21 de septiembre de 2010

Y vuelve a verter ocurrencias desafortunadas...

De nuevo la señora Ana Botella, saca a relucir su vena solidaria, para reconocer que la limpieza de las calles del centro de Madrid se ve dificultada por la presencia de indigentes, grafiteros y celebraciones del botellón. A mi, me molesta especialmente que, hable de los "sin hogar" con esa frialdad. Tal vez nunca tuvo ocasión de ver alguno de esos reportajes bien hechos, donde observas la gran diversidad de personalidades que hacen de las calles su casa. Pues lo mismo que los huéspedes de cualquier hotel, los hay mejores y peores. Los que se llevan las toallas o los que dejan un mensaje de agradecimiento por el trato recibido. Eso, pero en la calle, sin baño, sin cama, con frío o con calor.
Claro que no es el estado ideal para esta gente encontrarse en esta situación. Y, si algunos deciden que vivir así es óptimo, no será la mayoría la que respalde esta afirmación.
Es degradante mezclar a esta gente en un tema de suciedad, mientras cada vez son más los candidatos a ocupar un cartón en una esquina.
El problema no está en cómo se ensucian las calles, sino en cuál es el mejor método para limpiarlas. El infortunio de esta gente no se arregla con hacerles parte de un problema, cuando ellos ya tienen el suyo propio.
A lo mejor, cuando se celebran esas bodas tan multitudinarias y de tanto abolengo, también se ensucia. Y, ya de paso, si la boda fuese un poco más íntima y con el dinero ahorrado la conciencia nos dictase hacer un donativo para emergencias sociales...Yo qué sé.

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