lunes, 23 de agosto de 2010

Película tierna, amable...Mis tardes con Margueritte

Yo también pasé un pedacito de mi tarde con Margueritte. Una anciana encantadora y soberbiamente culta, que protege el intelecto de un hombretón solidario, bonachón, enseñándole los secretos que encierran las palabras en el mundo de los libros. Se entremezclan sentimientos de todo tipo en este film, que nos muestra a un Depardieu de barrio, a sus amigos, su novia y... su madre.
Tal vez, flote en el ambiente la conclusión de que en la vejez es mejor estar respaldados por quehaceres que mejoren la actividad cerebral, por si el cuerpo se cansa de actuar. Fallarán tus piernas, tus ojos, pero si mantienes una mínima capacidad auditiva, siempre podrás disfrutar de una buena lectura, aunque sea a través de los labios de otro.

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