lunes, 9 de noviembre de 2009

La sonrisa



Hoy dejaré constancia de una sonrisa en este espacio abierto al mundo. Una sonrisa nacida en las entrañas de la amabilidad, de la paciencia, de la resignación. No pertenece a ningún personaje famoso, ni a algún o alguna niña felíz. La fuente de esta sonrisa no tiene una vida cómoda, ni posibilidades económicas medias o bajas. Porque la dueña es una señora rumana que pide ayudas delante de un supermercado. No sé calcular su edad, pero más bien es mucha que poca. Se pasa horas esperando la caridad de la gente, sentada en un humilde asiento. Muy abrigada si hace frío y fresquita si hace mucho calor.Su cabeza siempre va cubierta con un pañuelo y pasa las horas acompañada de una gran dosis de paciencia. Y de Kilos y Kilos de sonrisas. Da igual que algún día no le deje monedas, porque ella me va a obsequiar igual con un saludo y esa gran mueca de felicidad. Si además deposito un donativo en su mano, me despide con una frase: "Dios te bendiga". ¡Qué paradoja! El mismo Dios que la tiene esperando caridad ante la puerta de un supermercado.

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